lunes, 2 de diciembre de 2013

2014: Retorno a la creatura de Pablo Guevara


Pablo Guevara (1930 – 2006) es uno de los poetas más importantes de la llamada generación del 50. A pesar de autoconsiderarse como un “poeta sin generación”, Crónicas contra los bribones (1967), Hotel del Cuzco y otras provincias del Perú (1971) o Un iceberg llamado Poesía (Premio Copé, 1997), lo ubican como uno de los mayores exponentes de dicha generación.
Pocos lectores conocían el contenido de su primer libro: Retorno a la creatura (Premio Nacional de Poesía, 1955). Dicho desconocimiento estuvo por años debido a que su primer poemario fue publicado en Madrid y nunca fue editado en nuestro país, a diferencia de su segundo trabajo poético, Los habitantes (1963), el cual también fue publicado en dicha ciudad y vio su versión limeña allá por el año de 1965 junto a sus demás libros.
Visto como texto poético, el primer trabajo de Guevara termina siendo un importante aporte que permitirá poder ser tomado en cuenta a futuro cuando los estudiosos de su poesía decidan hacer el corpus final de su obra completa; como un documento histórico, el primer libro de Guevara, posee aún el frescor intacto de una poesía prístina y madura. Elegante y cadenciosa.
Aquí, el lector podrá encontrar uno de los poemas más hermosos del libro, titulado Mi padre, un zapatero, así como poemas bellísimos de profunda reflexión que nos hacen pensar en una marcada influencia de un Guevara encantado por la poesía de Pound o la de Eliot, cuando aún todo era nuevo.
Para quienes conozcan la obra de Pablo Guevara, Retorno a la creatura puede ser el ovillo de un enorme y majestuoso laberinto de palabras; para los que no, este libro puede ser el fogonazo inicial que encienda la luz de dicho lugar, esa luz que brilla bajo la sombras de la propia poesía.
Eduardo Reyme Wendell



sábado, 26 de octubre de 2013

Memoria, identidad y Modernidad a propósito del El Palais Concert


Uno de los grandes problemas de la sociedad peruana es que no tiene la capacidad de preservar sus propias riquezas. Dependemos de otros para reconocernos, es tal vez nuestra herencia colonial. Somos una sociedad que aún requiere de llamadas de atención para identificar los problemas que nos aquejan, aunque muchas veces sea demasiado tarde. Es loable que un grupo de jóvenes se haya impuesto la tarea de proteger, preservar y por qué no decirlo reclamar lo que por derecho les pertenece: El Palais Concert es un monumento que debiera ser patrimonio de todos nosotros. Sin embargo, el poder mercantilista al que estamos sometidos nos muestra el poco amor, reconocimiento e identificación con nuestro pasado, con nuestra cultura, con nuestra tradición.

El proyecto Salvemos El Palais Concert, es una muestra que no todo está perdido, existen grupos, por lo visto cada vez más grandes de intelectuales, que buscan preservar sin lucro alguno, un tesoro de la nación.
El libro que reúne a los ganadores del I concurso de cuentos Salvemos El Palais Concert, muestra que jóvenes peruanos y extranjeros reconocen el valor histórico y cultural de uno de los cafés franceses más representativos de las primeras décadas del siglo XX. El cuento Los exiliados de Eduardo Reyme nos muestra como en nuestra propia sociedad somos desalojados y vedados de lo propio, haciendo hincapié en la ley del dinero, nuestra sociedad está más orgullosa de mostrar una supuesta modernidad que solo queda en puertas de una modernización sin proyección cultural. Estamos sumergidos en esta marea sin sentido de nueva arquitectura que va desalojando lo que embellecía  nuestra Lima, ya lo describía Mario Vargas Llosa en su drama El Loco de los Balcones, Aldo Brunelli, trataba de salvar aquellas pequeñas partes que todavía le hacían recordar a una Lima de antaño, pero esta labor es una labor de “locos”, alguien que va en contra de la modernidad es alguien que ha perdido el juicio.
En los Cuentos ofrecidos, el Palais Concert se convierte en aquel lugar donde algunos quieren encontrar algo que lo salve de la destrucción, tal vez esa firma de Vallejo o de Valdelomar que lo salve, o algún recuerdo de antaño, tal vez, reconocer en el billete de cincuenta soles aquello que no hemos podido salvar en la realidad. 
Leydy Borja

sábado, 7 de septiembre de 2013

Próxima de publicación


Las dos partes que integran esta novela desarrollan dos motivos: el viaje y el aprendizaje. A través del mismo se nos muestra una nueva versión de una realidad que se va descubriendo a medida que el personaje principal decide buscarse a sí mismo en la debacle y el fracaso de los demás. La mirada nada ingenua de un sujeto a punto de ser fragmentado por su propia ciudad evoca a los ciudadanos que viven y padecen la incuria de sus gobernantes. La Convención, se muestra como un puzzle plagado de problemáticas propias de culturas que han vivido relegadas desde siempre. Bajo esta peculiar mirada se retratan sombras frívolas, tenues espejismos carcomidos y consumidos por sus propias manías. Así, en un envolvente lenguaje, se viaja a través de la ficción y se recrea el panorama completo de esta ciudad dicotómica: fetiche de ombligo del mundo y espalda de la milenaria cultura Machiguenga.
Novela dialógica de principio a fin, El sendero de La Convención es, ante todo, un libro elaborado con la clara intencionalidad de poner en jaque al lector y contar esa otra realidad que no aparece a vista y paciencia de todos. (Eduardo Reyme Wendell)

domingo, 11 de agosto de 2013

ALGUNAS FOTOS DE LA PRESENTACIÒN DEL LIBRO "SALVEMOS EL PALAIS CONCERT" EN LA FIL

Leyendo: Daniel Oporto


Después de la presentación 

Leyendo: Director de la editorial Vivirsinenterarse, Eduardo Reyme Wendell

Invitando a los lectores a adquirir su libro


Una grata sorpresa: ¡Valdelomar apareció en la FIL!

Todos alegres, todos contentos.

Es, es, es...¡Valdelomar!

Oyendo al maestro con atención 


Sonrisas cómplices

Más sonrisas cómplices

Los libros ¡volaron!

miércoles, 31 de julio de 2013

ASÌ ME CUESTE UNA FERIA*

La primera vez que supe de la Red, recuerdo que estaba sentado en la sala de mi casa, leyendo, con el televisor en silencio como es mi mala costumbre. Por algo que ahora no recuerdo le devolví la voz al conductor, frente a él, unos jóvenes empezaron a hablar de algo que hasta ese momento no sabía. No sé cuántos de ustedes sintieron lo mismo que yo sentí cuando oí tamaña denuncia que se estaba haciendo. Lo que sí recuerdo es que para mí, esos jóvenes, completamente extraños en aquel entonces, no sabían de mí ni yo de ellos.
Por ser un tema tan cercano a mi labor que es la de hacer libros, hice lo que tenía que hacer: curiosear.
Esa misma noche en la dirección que habían dado, empecé a analizar los reclamos y a ser un testigo indirecto de cuanta marcha, reclamo y queja hicieran desde la misma dirección. No fue hasta que organizaron un conversatorio en La Casa de la Literatura que decidí asistir para poder enterarme mejor de aquello que la misma dirección del Facebook ya no podía brindarme y que sentía un tanto repetitivo.
En una de esas reuniones en La Casa, aquellos rostros de la televisión fueron más familiares, no sé si fue a dos o a tres reuniones a las que asistí, pero lo que sí recuerdo fue una exposición con fotografías acerca del Palais Concert que me dejó una sensación ya no de indignación sino de impotencia.
Tiempo después los mismos chicos organizaron un concurso de cuentos en el que participé, no escribiendo un cuento para el concurso, sino puliendo uno que tenía guardado dentro de los cajones del escritorio, el tema del Palais Concert había estado en mi primer libro y mi relación con él es más cercana de los que muchos creen. Meses después una noche de verano mientras hablaba con mis alumnos, me topé con una llamada, de esas buena onda que me decía que mi cuento había llegado a buen puerto. Lo que me emocionó más de aquella noticia, ahora lo recuerdo, fue conocer al jurado, esa sensación de que gente que admiras diga algo de lo que escribes puede ser el mismo premio en sí. De esas épocas de la buena noticia recuerdo también dos cosas. La primera es que la mitad del público que asistió a la premiación fueron mis alumnos (como ahora al parecer) y la segunda es que la premiación se había dado en completa oscuridad porque uno de los generadores se había quemado o volado o qué se yo. La anécdota es más simpática aún si les comento que era inevitable dejar de ver el diploma entregado por la Red entre los ganadores, creo en el fondo que los premiados creíamos que nos darían las diplomas equivocadas y yo muy el fondo deseaba que no sean las diplomas sino los sobres con el dinero el equívoco. (No se asusten, era una broma)

La premiación en completa oscuridad fue extraña. José Guich posaba detrás de cada ganador con una vela encendida y no es que esté mal este tipo de posturas bastante naturales en un medio literario por lo general impostado, artificial y falso, sino que tratándose de un escritor de literatura fantástica, fue inevitable apuntar aquella imagen en un cuaderno en el que escribo cosas cortas. Hace poco leí aquel apunte, justo para escribir estas líneas, allí se lee: Escritor de literatura fantástica entrega premios a oscuras con una vela y una mirada de terror, escribir cuento.
Lo que siguió después es curioso porque al no haber editorial que pudiese publicar el libro, los trabajos estaban destinados a perderse y dejar de ser testimonio y prueba concreta de todo lo que supone la Red. La editorial por aquel entonces pasaba por una especie de tiranía duplicada que no me permitía a mí poder hacer nada en el sello que años atrás había creado y dirigido con un solo fin, hacer libros e introducirme en ese mundo que hoy a mis veintinueve años sigue emocionándome: los libros.
Ahora solo puedo decir dos cosas, la primera es que la editorial Vivirsinenterarse ha dejado de ser una editorial de amigos que hacen libros sin saber con qué fin o para qué, y la segunda es que la editorial cuenta con la gente idónea y consecuente que cualquier casa editorial quisiera tener en sus filas, ellos son los verdaderos responsables de este giro editorial que hoy acabamos de dar.
Por consecuencia, amigos, podrán entender la manera cómo el proyecto del Palais Concert llegó a esta casa editorial. La seriedad, el orden y el respeto a cada uno de los diez integrantes fue lo que ha permitido poder hacer realidad esta ya realidad existente. Vivirsinenterarse no ha creado ilusiones al hacer el libro, ha puesto en los ojos de todos una lucha justa y digna de parte del colectivo Red del Patrimonio Cultural y estamos más que orgullosos de poder haber estado a la altura de este proyecto.
No quiero terminar estas líneas y dejar de hablar como editor que es una forma más acartonada de hacer literatura y pasar al otro yo, al autor, y manifestar que los ocho integrantes de este libro (tres son extranjeros) no estamos de acuerdo en homenajes a personalidades que no suman nada a la cultura y que del Palais Concert no dijeron absolutamente nada cuando debieron decirlo. Así estas palabras me cuesten una feria.

 Muchas gracias 
*Eduardo Reyme Wendell 
Vivirsinenterarse



lunes, 21 de enero de 2013

I CAMPEONATO INTER-EDITORIALES JUAN PARRA DEL RIEGO O LA GARRA DE ESTA EDITORIAL

El I Campeonato inter-editoriales Juan Parra del Riego ha culminado de manera positiva para esta casa editorial que enfrentó en la gran final a la escuadra de Cielo Abierto de Barranca en una final vibrante que terminó con el marcador de 6 a 4 y no de 7 a 3 como se ha detallado en la tablita de posiciones difundida en facebook.
Aunque los subcampeonatos no se celebran debemos señalar que la manera como se llegó a la gran final es digna de comentario y celebración, pues después de golear a Literathos de Carlitos Morales por 7 a 1 la tabla de posiciones se movió de manera sorprendente para propios y extraños.
Particularmente debemos señalar que nosotros sabíamos que la única chance de llegar a la gran final era goleando y fue esa la mentalidad con la que el equipo entró al campo. Respetamos al equipo rival anotando 7 veces en su vaya a sabiendas que cada gol sumaba en la diferencia de goles al terminar esa fecha. 
Fue emocionante ver cómo las risas, bromas y burlas de cada celebración nuestra por parte del equipo rival (todas siempre en buena onda, claro) se iban convirtiendo en una latente preocupación.
Habiendo hecho 7 goles forzábamos a Paracaidas editores a ganar su partido sí o sí. Para nuestra suerte Estereograma, su rival de turno, se jugó su última chance con vergüenza deportiva y le ganó por 2 a 1. Demostrando como dice el buen Armandito Alzamora que "los partidos se ganan en la cancha" (buen consejo, doctor). 
La tabla final terminaba con la ventaja de un gol a favor nuestro y era Paracaidas ahora quien cogía la mejor ubicación para ver la final en el Melendez Calderón.
Como anécdota curiosa cuando el partido de Paracaidas terminó, el buen Pablo nos informó que debíamos entrar al campo a jugar por el 3°puesto. Con tablita en mano, Max Pinedo demostró que la gran final era nuestra. 
Los rostros desencajados de amigos como Lowi, Armando, Bocelli y el mismo Pablito son rostros que difícilmente olvidemos como anécdota de este I campeonato que ya es parte de la historia. Pero si una cosa quedó clara en el campo fue la mística de Vivirsinenterarse que a sabiendas de que la posibilidad era remota decidió dar el todo por el todo, logrando lo que algunos daban como un imposible. Como ya se ha señalado por ahí, el fútbol carece de lógica y creo que la lección ha sido muy grande en este I campeonato.No campeona quien manda a sacar brillo a una copa por la que ni siquiera a corrido, mucho menos campeona quien gana sus dos primeros partidos sin jugar el último. 
Fuimos a jugar una final y así lo hicimos. Cielo abierto jugó muy bien y ganó. Los felicitamos en el campo y fuera de él. Los respetamos como equipo y le marcamos la mayor cantidad de goles que recibió en un solo partido. La copa se fue a Barranca y se escapó de nuestras manos, es cierto. Quedamos Sub-campeones y estamos orgullosos de haber dado lo mejor de nosotros, pero por sobre cualquier cosa estamos más tranquilos porque con la misma humildad con la que aceptamos la invitación a este I campeonato recibiremos las que vengan y como en este I campeonato no seremos parte del folclore que le da su sazón a toda competencia. Nosotros pasamos, y es que entre hablar y jugar, preferimos mover la pelotita.