Pablo
Guevara (1930 – 2006) es uno de los poetas más importantes de la llamada
generación del 50. A pesar de autoconsiderarse como un “poeta sin generación”, Crónicas contra los bribones (1967), Hotel del Cuzco y otras provincias del Perú
(1971) o Un iceberg llamado Poesía (Premio
Copé, 1997), lo ubican como uno de los mayores exponentes de dicha generación.
Pocos
lectores conocían el contenido de su primer libro: Retorno a la creatura (Premio Nacional de Poesía, 1955). Dicho desconocimiento estuvo por años
debido a que su primer poemario fue publicado en Madrid y nunca fue editado en
nuestro país, a diferencia de su segundo trabajo poético, Los habitantes (1963), el cual también fue publicado en dicha
ciudad y vio su versión limeña allá
por el año de 1965 junto a sus demás libros.
Visto
como texto poético, el primer trabajo de Guevara termina siendo un importante
aporte que permitirá poder ser tomado en cuenta a futuro cuando los estudiosos
de su poesía decidan hacer el corpus final de su obra completa; como un
documento histórico, el primer libro de Guevara, posee aún el frescor intacto
de una poesía prístina y madura. Elegante y cadenciosa.
Aquí,
el lector podrá encontrar uno de los poemas más hermosos del libro, titulado “Mi padre, un zapatero”, así como poemas bellísimos de
profunda reflexión que nos hacen pensar en una marcada influencia de un Guevara
encantado por la poesía de Pound o la de Eliot, cuando aún todo era nuevo.
Para
quienes conozcan la obra de Pablo Guevara, Retorno
a la creatura puede ser el ovillo de un enorme y majestuoso laberinto de
palabras; para los que no, este libro puede ser el fogonazo inicial que encienda
la luz de dicho lugar, esa luz que brilla bajo la sombras de la propia poesía.
Eduardo Reyme Wendell
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