Día:
Lunes 19 de diciembre
Hora:
4:30 p.m
Lugar:
Universidad Nacional Federico Villarreal
[Del autor]
Carlos Castañeda estudió Literatura en la
Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV), Educación en la Universidad
Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (UNE) y la Maestría en Literatura
Peruana y Latinoamericana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
Ha participado en diferentes
coloquios sobre literatura andina, realizando el I Coloquio Internacional
Revisando los discursos andinos: Homenaje a Marcos Yauri Montero en el 2009. Ha
publicado en el 2015 el poemario “Voz de hilo”.
En la actualidad cursa estudios
de Filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y Derecho
en la Universidad Privada del Norte (UPN).
[Contratapa]
Carlos Castañeda, al igual que
José Carlos Mariátegui, es un alma agónica. En Dios se tragará la muerte, la
insinuación idílica sirve como perfecta alegoría de las luchas internas del
ser. Es una individualidad sin tapujos, con esa musicalidad en la reflexión que
solo alcanzan los grandes poetas. Y por eso mismo persigue horizontes que
abarcan fines más allá de la autoindulgencia. Es un brillante homenaje al
humanismo del que tanto se carece por estos días. El reconocimiento del otro
surge en la metafísica como sentido común, por ello el amor que expresa por
Alejandrina es melancólico pero a la vez dulce. La universalidad de las artes
nos sugieren que son la máxima expresión del ser, y es el hombre, como tal, el
que debe estar a la altura de los tiempos. El poeta decide dar un paso hacia
adelante y tomar como suyas las grandes afrentas de la historia humana: el miedo
a la muerte, el sentido de temporalidad, la luchas de contrarios como motor
histórico-existencial. Se erige como el hombre nuevo que vaticinó Mariátegui:
pletórico de ternura lírica y de amor profundo por la humanidad. (Dante Morales)
[Comentario del libro]
Con versos de honda emoción, Dios
se tragará la muerte de Carlos Castañeda reflexiona sobre el sentido de la
muerte a partir de la irreparable pérdida de la figura materna. Entre el
ascenso del alma a la eternidad y el desconsuelo que abate al yo lírico, asistimos
a momentos de intensa reflexión que afloran mediante el permanente recuerdo de
Alejandrina, el ser amado. Concebido como un discurrir en cuyo curso se va
revelando el trance interior de la voz lírica, la evocación despliega toda su
intensidad mediante un lenguaje que halla en la imagen, la metáfora, la
invocación y la pregunta el camino para poder expresar sentimientos
encontrados. La ausencia de la madre origina un sentimiento de vacío que
retrotrae al presente imágenes del pasado en las que se puede apreciar el calor
familiar, el cobijo materno, el lazo umbilical, la cotidianeidad en el hogar.
Estas imágenes se conjugan en el juego de voces que conforman el discurso
poético hasta alcanzar un cierto tono metafísico con que se impregnan las
reflexiones acerca de la vida, la muerte, el tiempo, el ser, el amor. Los
versos se elevan como una plegaria que expresa el verdadero significado de la
madre y el deseo del yo lírico ansiando su regreso. Las preguntas, la duda, la
invocación, el deseo se entrecruzan. El fin del trance está por venir: la
esperanza en el regreso del ser querido se hace posible, pues Dios se ha
tragado la muerte y ha acabado, así, con el tiempo, la finitud y el
sufrimiento. (Nécker Salazar Mejía)
[Presentadores]
* Eduardo Reyme
* Dante Morales
* Maynor Freyre
* Necker Salazar