lunes, 31 de julio de 2017

Regreso a Un par de vueltas por la realidad


Buenas noches.
Creo que está demás decirlo: estamos en una noche histórica para la poesía peruana contemporánea. No solo celebramos la reedición de un poemario excluyente, también nos congrega la reserva moral de la tradición de la poesía peruana, porque este poemario, aparte de lo mucho que ofrece, también nos invita a (re)visitar su tradición inmediata, algo descuidada por sus nuevas voces.

Esta noche no tendría sentido sin los factores que contribuyeron a la existencia de esta reedición, como también a su circunstancia. En primer lugar, Juan Ramírez Ruiz regresa a su casa, porque este libro que tenemos ahora en manos es tal a cuenta de un escritor y editor de la Universidad Federico Villarreal, Eduardo Reyme, que ve cumplido su sueño de editar a un poeta que también estudió en dicha universidad. También prestemos atención al contexto de su presentación: el fuego y la furia de la Antifil. En este sentido, no nos extrañemos que alguna vez Juan Ramírez Ruiz, en el fervor vital y político de los años setenta, haya hecho suya estas instalaciones que ahora nos cobijan. Todo puede pasar y las especulaciones quedan de lado cuando nos referimos a las consecuencias de vivir en poesía. Yo prefiero creer que sí, que Ramírez Ruiz también estuvo en estos ambientes de la casona que alberga a la Antifil.
¿Qué pensamos cuando pensamos en Un par de vueltas por la realidad?
Lo mejor sería no pensar el libro desde el discurso racional, sino abordarlo desde la verdad emocional del recuerdo de su primera impresión: en lo personal, lo leí a los 22 años, en ejemplar prestado por algunos días por el poeta y narrador Miguel Ildefonso. Siempre había escuchado del poemario, lo había leído, como seguramente muchos de ustedes, ya sea por fragmentos en revistas o en fotocopias. Si en esos formatos la poesía de Juan Ramírez Ruiz exhibía un destello verbal capaz de encender instintos, la experiencia en formato de libro significó toda una revolución, un sano acto de subversión que partía de la actitud de uno mismo ante la vida.
Ese sentimiento de subversión yacía en palabras y versos escritos, en aquella lectura inicial, hacía más de treinta años. La indignada frescura de las palabras de Ramírez Ruiz fue lo que quebró el concepto de lo que en ese tiempo creía que era la poesía, haciéndola cercana e íntima en su salvaje cotidianidad. No hablamos de palabras pautadas por el efectismo, sino de palabras que transmitían una sensibilidad de época por medio de una furia que no dudaba en quebrar actitudes contemplativas. Es decir: fui partícipe del verbo que exhibía una nerviosa urgencia. Es precisamente esa nerviosa urgencia lo que ha impedido, e impide, que pesen los años en las páginas de este libro que podríamos llamar artefacto de escritura.
En este sentido, la nueva aparición de Un par de vueltas por la realidad no pudo ocurrir en mejor momento. No solo es un libro necesario para la poesía peruana última, lo es también para su narrativa, géneros que últimamente vienen apostando por el vacío del discurso seguro, convertidos en medios terapéuticos, destilando conservadurismo, dinamitados por los peligrosos senderos de la aceptación de la palabra. Por ello, para el creador, sea narrador o poeta, este libro servirá de píldora del deshueve, o llámalo acicate. La experiencia poética para Ramírez Ruiz no solo quedaba en el ensimismamiento tras el impacto de su lectura, sino que llamaba a la acción, a la revolución contra el conformismo y todas las variantes del besamanismo.
Esa es la incomodidad que nos sigue dejando el presente artefacto de escritura: ¿seremos capaces acaso de seguir al menos la décima parte de sus postulados?
Obviamente, como todo poeta, Ramírez Ruiz buscaba ser reconocido como un gran poeta, que a estas alturas solo los idiotas pondrían en duda. Pero bien sabemos que Ramírez Ruiz no deseaba un espacio en los discursos de la academia, mucho menos que su poesía se vea reducida a oscuras utilidades discursivas, lo que buscaba era el cambio de actitud del eventual lector por medio de la experiencia de su palabra exaltada y atribulada. Ramírez Ruiz creía en la verdad emocional de la palabra, en su hechizo capaz de cambiar vidas, o determinadas vidas.
Eso: Ramírez Ruiz buscaba la coherencia de la experiencia, que el lector no se quede solo en la lectura, sino que haga algo partiendo de ella. Lo dice: “para no caminar con la cara repleta de angustia por las avenidas del Perú / llevaremos descuidadamente el cuerpo / seremos totalmente expansivos / viviremos con el estruendo justo para que un leve rumor / sea el estallido inevitable y necesario.”
Pero tengamos también en cuenta el contexto en que apareció este libro. Bien sabemos que Ramírez Ruiz fue uno de los puntales del Movimiento Hora Zero. Por ello, en lo personal me interesa poco o nada el distanciamiento que nuestro autor tuvo con sus miembros. La verdad del chisme no debe imponerse ante una realidad axiomática: la presente publicación es también un rotundo testimonio de la actualidad de Hora Zero, una actualidad respaldada y saludada por la presencia de todos nosotros, los lectores de poesía peruana. Si algo podemos decir de los poemarios publicados en la primera etapa del movimiento, es que Kenacort y Valium 10 de Jorge Pimentel, En los extramuros del mundo de Enrique Verástegui y Un par de vueltas por la realidad, son obras maestras de la poesía peruana de la segunda mitad del siglo XX. Conozco a no pocos poetas que han encontrado, y encuentran, su camino en la poesía tras el fogonazo recibido mediante estos poemarios, que tienen el poder suficiente de afianzar convicciones. No puedo decir lo mismo de otros poemarios peruanos contemporáneos, que no pueden transmitir, o propiciar cambios en el lector, más allá de su eventual calidad.
Tenemos razones para estar contentos. Un par de vueltas por la realidad ya no será un libro inhallable y estamos más que agradecidos.

Gabriel Ruiz Ortega

[Un par de vueltas por la realidad] 



[Del autor] 


JUAN RAMÍREZ RUIZ, conspicuo representante de la poesía peruana surgida en la década de 1970, nació en Chiclayo en la Avenida Arica 1341 en 1946. Estudió en la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV). Víctima de un accidente de tránsito, falleció en junio del 2007. Estuvo desaparecido durante 8 meses, fue buscado por su familia y sus amigos a través de emotivas cartas, hasta que un día la policía lo halló muerto, su cuerpo había sido enterrado como NN y toda su obra pasó a ser casi inhallable convirtiendo al poeta casi en un mito, una especie de underground conocido por unos cuantos. 
Junto con Jorge Pimentel fundó el Movimiento Hora Zero que es reconocido como el mayor esfuerzo para democratizar la poesía en el Perú y, también, en Latinoamérica. Ambos poetas suscribieron el manifiesto Palabras urgentes que fue, en realidad, la partida de nacimiento del proyecto que junto a muchos otros poetas y artistas pusieron en práctica.
Ramírez Ruiz postuló la estética del Poema Integral, sustentada en el ensayo que apareció JUAN RAMÍREZ RUIZ, conspicuo representante de la poesía peruana surgida en la década de 1970, nació en Chiclayo en la Avenida Arica 1341 en 1946. Estudió en la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV). Víctima de un accidente de tránsito, falleció en junio del 2007. Estuvo desaparecido durante 8 meses, fue buscado por su familia y sus amigos a través de emotivas cartas, hasta que un día la policía lo halló muerto, su cuerpo había sido enterrado como NN y toda su obra pasó a ser casi inhallable convirtiendo al poeta casi en un mito, una especie de underground conocido por unos cuantos. 
Junto con Jorge Pimentel fundó el Movimiento Hora Zero que es reconocido como el mayor esfuerzo para democratizar la poesía en el Perú y, también, en Latinoamérica. Ambos poetas suscribieron el manifiesto Palabras urgentes que fue, en realidad, la partida de nacimiento del proyecto que junto a muchos otros poetas y artistas pusieron en práctica.
Ramírez Ruiz postuló la estética del Poema Integral, sustentada en el ensayo que apareció como una suerte de colofón en su Libro Un Par de Vueltas por la Realidad (1971); allí el poeta explica las características principales de la nueva poética que se resumen en esta frase: “una totalización, donde se amalgame el todo individual con el todo universal"; así el Poema Integral se convirtió en uno de los principales aportes del Movimiento del cual el poeta se apartaría luego.
Publicó también Vida perpetua (Editorial Ames, 1978) y Las armas molidas (Arteidea Editores, 1996). Su ópera prima, Un par de vueltas por la realidad (Editorial Hora Zero, 1971) vuelve a ver la luz después de 46 años gracias a la editorial independiente Vivirsinenterarse y tiene por objetivo que más lectores se acerquen a una de las poéticas más ambiciosas que se haya escrito en Latinoamérica. Sin duda alguna Juanrra merece ocupar un lugar preponderante en la historia literaria de nuestro país y nuestro continente. Finalmente con la publicación de este libro se busca que su autor cumpla un deseo postergado por mucho tiempo: recorrer el mundo. 

[Contraportada] 


Querido lector: el libro que tienes en manos es un acontecimiento. Te hablo de un rescate, como también de un testimonio de aquella década del setenta del Siglo XX que bien podríamos calificar como “Los años maravillosos de la poesía peruana”, y esto no es poco, teniendo en cuenta que la base del prestigio de nuestra tradición literaria le debe absolutamente todo a su poesía. 
En este sentido, Un par de vueltas por la realidad, del desaparecido poeta Juan Ramírez Ruiz, vendría a ser un artefacto poético que ya habitaba en las parcelas de la leyenda. Leído en fotocopias y, muy especial, admirado y discutido en la esencia vital que tanto gustaba a Ramírez Ruiz, a quien no solo debemos asumirlo como una voz clave de nuestra poesía contemporánea, sino también como un hombre de acción. Para nuestro poeta, la poesía sin coherencia no era más que burda impostura. Esa coherencia que identifica a este artefacto poético, compuesto de poemas y manifiestos, y que fueron una radiografía de su época, se mantiene vigente hasta el día de hoy, exigiendo a la palabra poética que abandone su condición de palabra para convertirse en revolución.
En estas páginas respira el autor, sentimos su actitud y su furiosa inconformidad, alientos que han hecho de este libro uno considerado de culto. No vamos a perder el tiempo preguntándonos por las razones de su silenciamiento de décadas, menos por la estratégica apropiación interesada de la obra de Ramírez Ruiz. Hoy por hoy, eso no importa. Lo que sí importa es que este LIBRAZO habitará con nosotros para formar magisterio y afianzar convicciones en el ejercicio de la palabra poética (Gabriel Ruiz Ortega)