sábado, 26 de octubre de 2013

Memoria, identidad y Modernidad a propósito del El Palais Concert


Uno de los grandes problemas de la sociedad peruana es que no tiene la capacidad de preservar sus propias riquezas. Dependemos de otros para reconocernos, es tal vez nuestra herencia colonial. Somos una sociedad que aún requiere de llamadas de atención para identificar los problemas que nos aquejan, aunque muchas veces sea demasiado tarde. Es loable que un grupo de jóvenes se haya impuesto la tarea de proteger, preservar y por qué no decirlo reclamar lo que por derecho les pertenece: El Palais Concert es un monumento que debiera ser patrimonio de todos nosotros. Sin embargo, el poder mercantilista al que estamos sometidos nos muestra el poco amor, reconocimiento e identificación con nuestro pasado, con nuestra cultura, con nuestra tradición.

El proyecto Salvemos El Palais Concert, es una muestra que no todo está perdido, existen grupos, por lo visto cada vez más grandes de intelectuales, que buscan preservar sin lucro alguno, un tesoro de la nación.
El libro que reúne a los ganadores del I concurso de cuentos Salvemos El Palais Concert, muestra que jóvenes peruanos y extranjeros reconocen el valor histórico y cultural de uno de los cafés franceses más representativos de las primeras décadas del siglo XX. El cuento Los exiliados de Eduardo Reyme nos muestra como en nuestra propia sociedad somos desalojados y vedados de lo propio, haciendo hincapié en la ley del dinero, nuestra sociedad está más orgullosa de mostrar una supuesta modernidad que solo queda en puertas de una modernización sin proyección cultural. Estamos sumergidos en esta marea sin sentido de nueva arquitectura que va desalojando lo que embellecía  nuestra Lima, ya lo describía Mario Vargas Llosa en su drama El Loco de los Balcones, Aldo Brunelli, trataba de salvar aquellas pequeñas partes que todavía le hacían recordar a una Lima de antaño, pero esta labor es una labor de “locos”, alguien que va en contra de la modernidad es alguien que ha perdido el juicio.
En los Cuentos ofrecidos, el Palais Concert se convierte en aquel lugar donde algunos quieren encontrar algo que lo salve de la destrucción, tal vez esa firma de Vallejo o de Valdelomar que lo salve, o algún recuerdo de antaño, tal vez, reconocer en el billete de cincuenta soles aquello que no hemos podido salvar en la realidad. 
Leydy Borja