En Oscar Perlado o "Chico Perla", como alguna vez lo nombré, existe la ilusión de convertir una piedra en nube, hay una extraña y tierna alquimia con las palabras, que parecen transeúntes o "seres que se parecen a las palabras". Una visión de darle nombre a cada cosa como si fuera nueva, "qué hermosa la poesía que puede tocar la rosa sin tocarla diciendo que es una mano una ballena o una mariposa" o también cambiar el significado que conocemos. De pronto, si la próxima rosa que vea no fuera un cachalote, tendré que volver al poema para poder verla. “las cosas están hechas de piedras y no las piedras de cosas”, podría ser el haiku en medio de la espesura, con este verso podría empezar la escuela de filosofía de las piedras y las cosas. Menos es más. Y es precisamente bajo ese concepto que el título del libro le da orden a las palabras que parecen soltadas en el papel por azar. Las palabras se van ordenando al leerlas, pero uno puede leerlas al revés o en el orden que se le antoje. Por ejemplo: “la felicidad es el momento infinito…” y “el recuerdo nos quedó como un dulce interminable que cupo en nuestro bolsillo a pesar de no caber”, podría ser también, “la felicidad cupo en nuestro bolsillo a pesar de no caber” o “la felicidad interminable es el momento que nos quedó” y así hasta filtrar la poesía y volverla poema vivo que camine y nos tome de la mano (Daniel Maguiña)
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