Danny E. Barrenechea León
Naufragios
Vivirsinenterarse
Un náufrago no sólo es un sujeto que después de haberse salvado de la mismísima muerte ha sobrevivido para contar su experiencia. También es una suerte de milagro consumado, de muerto venido a menos después de su expulsión del mismísimo infierno, de paria, de marginal. Alguna extraña relación podría encontrársele en estos tiempos a un náufrago y a un poeta, siendo ambos sujetos, seres que despiertan la extrañeza y la curiosidad en quienes los contemplan.
Es de saber que entre los griegos y los romanos que sobrevivían a algún naufragio era costumbre dibujar el accidente por el cual habían pasado para luego colgarse aquella imagen en el cuello e ir contando sus historias a las personas que llamadas por la compasión se acercaban a oírlas. El rito de agradecimiento por haber sobrevivido era mucho más curioso pues consistía en arrojar cabellos al mar, antes y/o después del naufragio para luego colgar los vestidos en algún templo de Neptuno con otra imagen a manera de homenaje. Esto no era de uso general, por supuesto, pues los que no tenían tanto dinero se conformaban en llevar un palo adornado con una banderola e iban por los pueblos contando sus desgracias, a lo mejor para llamar esa atención que siempre les fue esquiva. Sea como fuere, ese Modus Operandi podría tomarse simbólicamente como una forma de manipulación, el náufrago se siente con la capacidad de ser oído y reconocido, pide la palabra y se sirve de ella.
Llevada ahora esta alusión histórica al plano de la literatura podemos afirmar que la temática que nos propone Danny E. Barrenechea León con su ópera prima puede hasta leerse como una estratagema del autor por capturar al lector, “Naufragios” es en ese sentido un retrato que busca capturar la atención de sus lectores utilizando el discurso del sujeto que sobrevive un cataclismo personal y que deambula del campo a la ciudad siendo la ciudad el espacio de perversión y delirio del yo lírico, el pretexto perfecto para poetizar el infierno personal del autor, deconstruirlo y reformularlo desde su propia orilla.
El naufragio como tema ha encandilado a poetas de todos los tiempos quienes han utilizado dicha perspectiva para armar desde el campo de la poesía o la narrativa su postura frente al arte y la vida y esta primera entrega de Danny Barrenechea León no es la excepción, en sus páginas hay una crítica al sistema y a la modernidad. Lo particular del naufragio parece decirnos es que no todos tienen o deben que ser iguales, cada naufragio es en su particular modo, original y auténtico. Así mismo, a través de las diversas situaciones en los que muta cada poema a lo largo de “Naufragios”, una voz con diversos matices emerge desde el inicio del poemario y va creciendo convirtiéndose en una tromba que arrasa todo a su paso, los poemas entonces toman un giro uniforme y pasan a ser largos ríos que arrasan con cuanto obstáculo se le ponga en frente, una pregunta que aparece intermitentemente es la madeja que nos guía por ese descenso personal del autor a sus propios miedos y es que el presente texto no solo es un poemario en el estricto sentido de la palabra también es un testimonio, un tributo a la literatura, a la música, un canto gozoso al fracaso, una venganza personal y hasta podría ser un mapa de recorrido personal, si su autor concreta y completa lo que con pinceladas se muestra en el presente texto como las piezas de engranaje de su obra. Arriesgado o no, “Naufragios” es un texto dialógico, el poema V de George en Galápagos, enamorado, finaliza con una firma desde el Café La Divina Pastora en Puerto Gris. A su vez con “Naufragios” Barrenechea muestra guiños a su narrativa, los tres naufragios del libro podrían leerse independientemente como una sola historia, texto curioso este que me hace recordar el libro de Nacho Vegas “Política de hechos consumados” como si en el fondo la sola intención del poemario fuera romper con las formas tradicionales de hacer poesía.
Los personajes son un tema aparte, en “Naufragios” tienen la particularidad de ser personas comunes y sencillas que han naufragado en esa dicotomía ciudad/campo. El personaje de Ramón en el poema Responso de un dolor que se despierta muy temprano es quizá el único en donde el tema del naufragio es contemplado desde una perspectiva diferente, el yo lírico asume la responsabilidad total y nos cuenta su historia, en los demás poemas, a diferencia del citado, los textos ya no son directos sino que mantienen un corte evocador, nostálgico, el yo lírico asume una sola postura y es en donde esa voz uniforme señalada líneas arriba va tomando cuerpo. Los personajes siguen siendo los mismos, pero ya no se escucha, por ejemplo a “Las cajeritas del supermercado” hablando a través del yo lírico, sino que es el “La voz” la que venga a estos personajes silenciados por la modernidad, esta fórmula se repite en el poema “En el centro mismo de Munich” y en el último naufragio titulado Naufragio en la ciudad como si el autor reafirmara toda su estrategia intentándonos decir con este texto que todos los personajes náufragos han sido él mismo con diferentes máscaras.
El concepto del náufrago se cierra desde el punto de la manipulación y es ese poder de control que queda de manifiesto al terminar su lectura.
Danny E. Barrenechea León nos ha entregado “Naufragios” como si ese texto hubiera viajado dentro de una botella por años, como si todo lo vivido no hubiera sido tan solo una simple anécdota justificable, una excusa, un hecho fundamental, ha hecho ese largo viaje interior y ese salto significativo, ha dejado de ser sólo el tipo que paga la cuenta para convertirse en George en Galápagos, enamorado, ese ser que anda buscando a tientas y en silencio un motivo nuevo para seguir.
Finalmente, si he de quedarme con una imagen de “Naufragios” es esa cuando hablando de la familia y sus padres el autor señala: “Ellos ya hicieron lo suficiente con nacer, con darnos de comer y ponernos en el camino correcto hacia la muerte”. Creo que en el caso de Danny Barrenechea León, a él sus padres lo pusieron en el camino correcto de la poesía. (Eduardo Reyme Wendell)
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